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viernes, 31 de agosto de 2012

Green Quality (Calidad Verde)

Publicado por Jorge Andres Alvarez Urrutia en 18:27

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Etiquetas: Trabajo Dossier Green Quality

1 comentario:

Jorge Andres Alvarez Urrutia31 de agosto de 2012, 18:48
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ETICA Profesional En Prevencion de Riesgos

El concepto de ética etimológicamente deriva del griego “ethos”, que viene a significar el refugio o la morada del hombre. Es la metáfora que nos lleva a deducir que el hombre o los pueblos tienen su asiento o su fortaleza en la construcción interior donde el hombre se desarrolla y por consecuencia el cimiento de su actuar, de su especial forma de ser y del modo como orienta su vida.

En esta forma y modo de llevar la vida se estructura el carácter del hombre, el que a su vez se deslinda conforme a la repetición constante de actos, es decir, de hábitos y costumbres.

El objeto de la ética

De lo anteriormente expresado debemos concluir que el objeto de la ética son los actos humanos, pero no cualquier acto, solamente aquellos que pueden ser manifestación de un consentimiento libre, perfectamente meditado, aceptado y observado, tanto en su ejecución como en sus efectos. Por cierto no se encuentran en este tipo de actos aquellos que son provocados por causas ajenas al querer interno o que se motivan por hechos naturales.

Valoración de la ética.

¿Porqué se dice que la ética es un valor?

En cuanto valor es todo aquello que nos complace o nos gusta, todo aquello que otorga un significado de mayor trascendencia, la ética es un valor, se encuentra en el plano de la axiología mirada en relación al hombre , desde que constituye un bien, no sólo para ella sino para todo el conjunto social, y ya sabemos que el hombre es por sí mismo y por sus circunstancias, asunto resuelto por el filósofo español Ortega y Gasset. Ello significa que el hombre considerado como tal y también en su medio social, económico, cultural, socio político, psicológico, relacionado con otros hombres y con la sociedad, establece los parámetros culturales del bien y el mal, teniendo, por cierto, todo asunto ético, un valor de bien individual o colectivo.

En las acciones humanas, en lo que es la práctica (praxis), la ética define al hombre, le da un contorno, un perfil característico, pues, como dijéramos la ética es parte de la acción humana, de su costumbre y su hábito. Concretamente, es la forma de establecer cuales son los valores superiores o valores supremos, que en la sociedad en definitiva determinan lo que es lo correcto, la legalidad, el bien común, lo que es útil para la sociedad. Lo que puede de algún modo llevarnos a desequilibrios, como el pretender que la guerra es buena o que el asesinato es encomiable, todo ello, porque existe un fuerte elemento subjetivo en la apreciación del valor superior. En este aspecto algunos han creído que la raza lo es, o la religión o la economía o la seguridad nacional.
La ética y el hombre.

En primer lugar debemos estar de acuerdo que el único sujeto que se entiende como actor en el plano axiológico es el hombre. Asunto que con las nuevas doctrinas ambientalistas, tal vez, no queda tan claro, pero, aceptémoslo para los efectos de estas lucubraciones. Un segundo asunto es aceptar desde ya que la naturaleza humana es compleja, soma y psíquis, cuerpo y alma, materia y espíritu, los que conviven en una unidad indisoluble e inseparable. Al existir una separación de esta unidad el hombre desaparece como tal.

El hombre goza de algunas capacidades que le distinguen de otros seres. Individualmente es un ser pensante, comunicativo, se adapta a los cambios, razona, concluye, siente, etc. Socialmente: Puede convivir en grupos, organizarse, crear organizaciones, repetir sus conocimientos, desarrollar sus habilidades y aptitudes, etc.

En su aspecto individual, en una concepción homocéntrica, el hombre posee una característica fundamental. Es capaz de crear una familia. Organizarla, protegerla, dirigirla, hacerla progresar. De ello resulta que su individualidad es trascendente y entra en interrelación con otros individuos que forman una unidad en el colectivo social.

El quehacer.

El quehacer del hombre entonces, tiene varios referentes: su propia persona psíquica, que busca el goce, el placer, la felicidad. El grupo familiar, en el que encuentra la paz, armonía y satisfacción, frente a la soledad y el desamparo. Y el referente social, formado por el conjunto de otros hombres con los que dan origen a una agrupación mayor.

En este contexto conviene establecer cuál es el verdadero quehacer del hombre. Hacia donde se dirige su búsqueda, su fin y sus acciones. En estos tres referentes hay una identidad de quehacer, porque en todos ellos lo que el hombre busca es su adecuación total a las exigencias individuales, familiares y sociales. El hombre busca un estado de armonía y felicidad en los tres aspectos, de tal modo que no puede entenderse al hombre sino en sus circunstancias generales, en su quehacer constante y permanente, objetivamente hablando, en la forma y el modo como ha construido su edificio comunitario, donde se encuentra habitando, y así como hay un ethos para el hombre aisladamente concebido, también lo hay para el hombre en estas condiciones.

En pocas palabras, en lo individual, familiar o social, el quehacer del hombre es el actuar según las reglas del bien, aquellas que satisfacen su ego, su núcleo familiar y su sociedad.

Todo su sentido ético será el arquitecto del destino del hombre y sus acciones y actuaciones determinarán su elevación moral o su derrumbe.

La acción ética de las profesiones.

Las profesiones y los profesionales derivan su actuar ético no de la calidad misma, es decir, de la naturaleza de profesional, sino, de las actuaciones y naturaleza de hombre. En otras palabras, no es la profesión la que hace ético al hombre, es el hombre que hace ético su actuar profesional. Ello tiene una enorme importancia especialmente en un sistema de transferencias que ponen el énfasis no en el hombre, sino, en el dinero. Desde otro punto de vista, los profesionales son personas, sujetos axiológicos, cuya función es resolver los problemas de otra persona, sea en forma directa, sea por encargo, según se trate de un profesional de libre ejercicio o de uno remunerado. En ambos casos las obligaciones son las mismas, los requerimientos y actuaciones son las mismas y el sentido ético de estas deben ir dirigidas hacia una misma manifestación de profesionalismo ético.

Las personas.

Desde la promulgación de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, se han reconocido para este particularidades inherentes a su esencia, inalienables, insustituibles, intransables, por lo que al hablar de personas debemos tener presente que no se trata de cometidos virtuales, a entes abstractos, sino, al contrario, a la persona individual con todos sus derechos, formando una familia y participando de la gestión social. Al hombre de la polis, al homo politicus. Este hombre representa un elemento dentro de la sociedad, absolutamente afiatado a este y que es indispensable para su enriquecimiento, dado que la persona posee inteligencia, voluntad, capacidad de crear, posee familia donde trasmite sus aptitudes y cualidades las que la sociedad aprovechará en los hijos criados por esta persona. En fin, ahora nos encontramos con un ser tremendamente complejo y es este ser, a quien los profesionales deberán entregar sus conocimientos y destrezas para liberarlo de un mal. Concluimos que las profesiones son éticas ya que en la valoración de bueno y malo, el ejercicio de ellas es parte de lo que el hombre hace, desea, necesita y de las cuales goza. Sicológicamente los enfermos parecen aliviarse con la sola presencia del médico.

Tabla del Prevencionista.

La identidad Profesional – Prevencionista, nos inserta en una realidad portentosa, pues, la acción de prevenir accidentes y enfermedades laborales constituye una forma única de hacer el bien al otro, de estar unido a los demás por un vínculo moral indesmentible. El hacer del mejor modo la tarea de prevenir fortalece al hombre como tal y como profesional Prevencionista y le da una altura que pocas profesiones alcanzan. Por ello, se puede decir que en toda acción preventiva a favor de los demás se encuentra el ello ético y moral del hombre nuevo, de aquel que establece como suyo el bienestar del otro y se preocupa del cumplimiento de las máximas de generosidad, solidaridad, caridad, no en un sentido conceptual, sino en el verdadero sentido de las cosas, en su realidad, actual y directa.

Necesariamente había que recorrer una extensa y árida lectura para llegar a la Tabla del Prevencionista. Ello, por cuanto esta no se entendería si no tuviéramos a lo menos un breve endilgamiento por el sendero de este Arte Mayor que es el pensar. Creo que ahora podremos entender mejor el significado de la tabla siguiente de acciones indispensables y esenciales en la vida del Prevencionista. A mi entender, sin que sean taxativas, y esperando que mentes más abiertas y amplias agreguen otras, mi proposición es la siguiente:

1.- Conciencia de ser un profesional que mide su éxito en función a la protección de la salud y la vida de otras personas.
2.- Ser capaz de entender que el cuidado de otros trasciende a la familia de estos y a la sociedad.
3.- Ser íntegro en su profesión, en el sentido que nada ni nadie pueda desviarlo de objetivo profesional.
4.- Independencia en el actuar, de tal modo que ninguna circunstancia hará variar el convencimiento obtenido objetivamente.
5.- Lealtad a las propias convicciones, especialmente a la que se refiere al compromiso con la verdad de los hechos investigados.
6.- Acuciosidad en la investigación de los hechos de tal modo que ellos sean el fundamento objetivo de las conclusiones obtenidas.
7.- Estudio permanente y sistemático de las diversas posibilidades de un hecho a fin de tener diversidad de posibilidades ante las cuales decidirse.
8.- Decisión objetivada en el estudio acucioso y en el análisis comparativo de las fuentes de los hechos.
9.- Estudio permanente y modernización de los conceptos en el entendido que nada es permanente y todo cambia conforme al tiempo y circunstancias.
10.- Confianza en si mismo para que la determinación sea definitiva y sus fundamentos inamovibles una vez decididos.
11.- Respeto por los derechos de las víctimas en el sentido que siendo personas les ampara el derecho a su dignidad.
12.- Objetividad para no dejarse llevar por el llanto de las víctima ni por las dádivas de los culposos.

La enumeración no indica de modo alguno importancia u orden de precedencia, pueden ser ordenados en el sentido que mejor parezca al lector. Pero es necesario hacer presente que la importancia de la fe en el ejercicio de la prevención de riesgos en las empresas en todo ámbito de la producción, corresponde a la del sacerdote que salva almas para el bien o a la del médico que cura al enfermo o lo trata en el quirófano, para arrancarlo de las garras de la muerte. Quién estime que su labor es menor a ello, es preferible que decida hacer en su vida otra función más tolerable a las exigencias sociales, aunque en los hechos, el grado de comprensión que los empleadores tengan sobre esta noble profesión no se ajuste a las exigencias éticas anteriormente enunciadas.

La vida no es la mejor escuela para la representación de los valores profesionales. Pero idealmente, en el romanticismo extremo de las lealtades hacia el prójimo la Profesión de Prevencionista de Riesgos constituye el sacerdocio de la máxima entrega en beneficio del otro.

Jorge Andrés Alvarez Urrutia. Tema Fantástico, S.A.. Con la tecnología de Blogger.